Anarquía en la legislación laboral
Cristián Saieh Mena Socio Puga Ortiz abogados y Director Negociación UC
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Cristián Saieh
Existen mesas de trabajo técnicas compuestas por excelentes profesionales y académicos que trabajan en un proyecto de ley que será enviado prontamente al Congreso para desatar los nudos que presenta el panorama de la legislación laboral en Chile. Sin exagerar, estamos frente a una verdadera anarquía en materia del derecho del trabajo, porque hay completa ausencia de fuentes de poder en la administración del Estado y en el Congreso para la definición de las políticas públicas laborales en Chile. Veamos algunos nudos.
No hay certeza de si puede haber grupos negociadores o no, ya que el actual director del Trabajo y su antecesor dictaminaron en sentidos opuestos. La última resolución del actual director que los validaba fue cuestionada por la Corte de Apelaciones y ahora esperamos lo que dirá la Corte Suprema.
Descuelgue de la huelga, que ha dejado a la luz una seria falla de la reforma de Michelle Bachelet que, intentando proteger a los trabajadores en huelga, al final los perjudicó. La Corte de Apelaciones tendrá que resolver si el sindicato puede acogerse a la última oferta de la empresa al descolgarse de la huelga o la misma no estará vigente.
En materia de servicios mínimos, digamos las cosas por su nombre: éstos en su determinación por la DT no son tales, son nulos, inexistentes. Derecho a un guardia es la regla general. Además, se encuentra en la Corte una controversia entre la DT y los juzgados laborales respecto de quién en definitiva fija estos servicios y, para pesar de todos los involucrados en este sensible tema, la corte ha fallado contradictoriamente.
También hay discrepancias en materia de extensión de beneficios, “el piso” que deben estipular los contratos y un largo etc. Las reformas de Bachelet, que fueron mal diseñadas e implementadas, han sido controvertidas para todos los interesados, lo que ha generado esta grave situación. Tanto se advirtió en estas páginas de la inconveniencia de la reforma por dos razones: la evidente judicialización de cambios tan radicales y muchos de ellos, arbitrarios; y sobre todo, por ser una reforma que no apuntó a lo que realmente importa, que es mirar el mercado laboral del mediano y largo plazo —que en realidad está a la vuelta de la esquina—, el cual camina justamente en el sentido contrario a lo que la reforma nos dejó. Lo que se requiere es flexibilidad, adaptabilidad, productividad, derechos de las mujeres, economía de la cooperación, automatización, trabajo de los jóvenes y adultos; estos son los temas que debieran estar en la agenda de las mesas de trabajo, pero que lamentablemente están abocadas a desatar los nudos referidos.
Lamentablemente, ingresada al Congreso la “reforma de la reforma” generará más conflicto aún, el que terminará en el Tribunal Constitucional, la DT, y posteriormente en los tribunales ordinarios una vez más. La solución sería un gran acuerdo nacional por el trabajo y para el trabajo, no por los sindicatos ni por las huelgas; pero seamos realistas, en un país en que la izquierda juega a la explotación de las masas indefensas por empresarios abusadores, tan añeja y falsa, costará obtener algo.